OTAN, la alianza militar más terrorífica
de la historia, amenaza América Latina
CEPRID – La Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) o NATO (por sus siglas en inglés) es la alianza militar más
terrorífica y de mayor potencia destructiva, nunca antes concebida en la
historia de la humanidad. En la actualidad es una grave amenaza para América
Latina y el Caribe.
Estados Unidos y sus aliados europeos la crearon en el
marco de la guerra fría con la intención de enfrentar a la Unión Soviética y
sus aliados que se vieron forzados a responder la provocación occidental,
creando el Pacto de Varsovia.
La Unión Soviética y su descalabro produjeron el fin
del Pato de Varsovia y ya sin el fantasma del comunismo, la tétrica OTAN debía
ir a descansar en el museo de las más grandes torpezas e infamias de la
humanidad, pero no, Estados Unidos constituido en imperio inapelable y la Unión
Europea como su fiel aliada, y con similares propósitos de dominación,
decidieron no sólo mantener la OTAN, sino reforzarla con aviones, helicópteros,
submarinos, naves de guerra de todo tipo y un ejército de aire, mar y tierra
dotados de armas nucleares capaces de destruir -siete veces- la vida sobre la
tierra y como si eso fuese poco, la OTAN dispone de armas
químico-bacteriológicas y equipos militares dotados de tecnología de punta y de
última generación, incluidos satélites espías. Además, las fuerzas de seguridad
de Estados Unidos y Europa, los servicios de espionaje o comunidades de
inteligencia trabajan coordinadamente para dotar de toda clase de información a
los comandantes de la OTAN al tiempo que definen estrategias y señalan
objetivos bajo decisión del Presidente de Estados Unidos y de los Presidentes o
Jefes de Gobierno de la Europa otanizada.
Los latinoamericanos y caribeños no tienen conciencia
de la terrible amenaza que es la OTAN para la supervivencia de nuestros
pueblos; hasta los dirigentes y líderes parecen considerar que la OTAN, al
tener su sede en Europa, está muy lejos de nuestra subregión y, por tanto, no
es una amenaza real para la paz del subcontinente y a menudo se olvidan que
Latinoamérica y el Caribe fueron declaradas zonas libres de armas nucleares y
de armas de destrucción masiva: químico-bacteriológicas, como olvidan, también,
que cada base militar de Estados Unidos instalada en nuestras patrias, es
potencialmente una base militar de la OTAN. Este es un peligro real que amenaza
la vida de nuestros pueblos.
La OTAN está en América Latina y en el Caribe y en
estos mismos días, Estados Unidos, Gran Bretaña y la OTAN instalan una inmensa
y sofisticada base en las Islas Malvinas para amedrentar a la República
Argentina y su decisión de reclamar la soberanía sobre las islas, arrebatadas
prepotente y abusivamente por el Reino Unido que no quiere deshacerse de su
escabroso pasado colonial.
La base militar de la OTAN en las Islas Malvinas
argentinas, es una amenaza directa a la soberanía y la paz de Argentina,
Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile. El Cono Sur de nuestra América está en
peligro, bajo constantes amenazas de bombardeos, invasiones e intervenciones armadas
e injerencias imperiales de toda naturaleza, y lo que es peor con la
complicidad de algunos gobiernos de nuestras patrias que han permitido la
vigencia de convenios militares de cooperación o la instalación de nuevas bases
militares por parte de Estados Unidos, con burdos pretextos de ayuda
humanitaria o para intervenir en desastres naturales y en el control del crimen
organizado internacional, cuando en realidad son bases de control político,
militar y económico para advenir al dominio neocolonial definitivo.
Pero cada vez los pueblos comienzan a despertar de
letargos neocoloniales y al adquirir conciencia de los peligros que le acechan,
América Latina y el Caribe empiezan a desempeñar el papel relevante en una
serie de campañas que se han realizado en rechazo a la presencia de la OTAN y
emplazan a Estados Unidos y sus aliados a la abolición de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Así quedó de manifiesto en Dublín, Irlanda,
durante el III Congreso de la Red Internacional No a la OTAN-No a la Guerra,
donde se reconoció el hecho incontrovertible de que los latinoamericanos y los
caribeños tienen a la OTAN como un vecino peligroso y un invasor taimado y
subrepticio, según decía el analista Luis Gutiérrez Esparza.
Desde esa campaña, se han realizado otras, y una de
las más grandes manifestaciones públicas de rechazo a la maquinaria de guerra
imperial, se produjo en Chicago en la Contra Cumbre de la OTAN, realizada en el
pasado mes de mayo.
Tiene razón Luis Gutiérrez Esparza al señalar que los
más de tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos
representan, a la vez, la frontera de América Latina con la OTAN; y más allá de
que las bases militares estadunidenses en territorio latinoamericano son
potencialmente bases de la alianza, la de Palanquero, en Colombia, ha sido
específicamente designada para vuelos militares entre Sudamérica y África
(hecho que adquirió una relevancia especial en el marco de la agresión de la
OTAN contra Libia); y las bases militares británicas en las Malvinas y las
Georgias que forman parte de la red global de la propia alianza guerrerista.
Harto conocido y por ello no menos reprochable, es que
donde hay una base militar estadounidense, existe el peligro cierto de
represiones y provocación a civiles y a gobiernos progresistas que,
generalmente, terminan en golpes de Estado.
Los latinoamericanos y caribeños no pueden olvidar que
la base estadunidense de Palmerola, en Honduras, fue el conducto del apoyo
estadunidense a los golpistas en ese país que derrocaron al presidente Zelaya,
y tampoco deben olvidar que el Pentágono y la CIA intervinieron en la
planificación y ejecución del golpe de Estado express en Paraguay que depuso al
presidente Lugo, y ahora se sabe que una de las razones fue la necesidad imperial
de contar con una base militar en Estigarribia, “para controlar la Triple
Frontera”.
No se debe olvidar que “el aeropuerto internacional
panameño de Tocumen es utilizado por aviones estadunidenses de reconocimiento
E-3 AWACS, los cuales vigilan permanentemente el espacio aéreo centroamericano;
que se ha registrado una creciente presencia de buques de guerra estadunidense
en la antigua base Radman, situada junto a la salida del canal de Panamá al
océano Pacífico; o que Estados Unidos tiene planes para destacar aviones E-3
AWACS, Orion P-3 y transportes de carga C-17, en la base de Palanquero, en
Colombia”. La presencia de las bases estadounidenses en Colombia se ha
justificado con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico,
pero en realidad representa una pieza del dispositivo militar global de Estados
Unidos y patrocina un enfoque militar y unilateral de estos problemas, que
impide su tratamiento regional, social, político, autónomo y multilateral. La
militarización unilateral implica la desestabilización regional y su presencia
en Colombia y en las zonas fronterizas, ha contribuido a agravar la crisis
humanitaria, ambiental y social de vastas regiones.
“Una posible consecuencia es que los países que se
sienten directamente amenazados por esta política estadunidense busquen, a su
vez, recursos para reforzar su seguridad y se produzca así una nueva carrera
armamentista en la región, provocada por Estados Unidos. Adicionalmente, la
creciente presencia militar de Washington en América Latina, sigue la pauta
estratégica de la globalización de la OTAN, la única alianza militar
transnacional, que pretende desplazar a la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), como el principal foro global y la más importante organización
supranacional.
El Comando Sur de Estados Unidos, responsable de la
planificación, coordinación y conducción de las actividades militares
estadunidenses en América Latina y el Caribe, ha instalado bases militares con
aeropuertos en Aruba-Curazao, Antillas Holandesas; en Palmerola, Honduras; y en
Comalapa, El Salvador, además de las negociadas en Colombia; y pretende
instalar otras más en Argentina, Paraguay, Perú, la República Dominicana y
hasta en Brasil y Argentina.
En el ámbito global, dice Gutiérrez Esparza, pero
también en el latinoamericano y caribeño, son indispensables la disolución y el
desmantelamiento de la OTAN, en orden a contribuir a la seguridad
internacional, a la estabilidad regional y nacional, a la democracia y a la
paz. La OTAN significa más guerras. Nunca ha sido, ni será, una organización
para la protección y la seguridad. Es únicamente una alianza militar creada
para imponer la voluntad de las élites occidentales.
La OTAN es un pacto ofensivo
El mismo analista al referirse a la pasada Cumbre de
la OTAN efectuada en Chicago en los días 21 y 22 de mayo de este año, en el
complejo McCormick Place de Chicago, afirma que hoy más que nunca resulta
importante saber, o recordar, que la OTAN no es un proveedor de seguridad
internacional; tampoco, un socio confiable de las Naciones Unidas, a las que ha
eclipsado y mutilado, ni de ninguna otra organización internacional, mundial o
regional. Mucho menos desempeña el papel de una “alianza de las democracias”.
La OTAN es un pacto ofensivo, sin ley y asesino, una amenaza para la humanidad;
y América Latina la tiene a su lado: los tres mil kilómetros de frontera entre
México y Estados Unidos, son la frontera latinoamericana con la OTAN”, reitera
el analista.
La creciente presencia militar de Washington en
América Latina sigue la pauta estratégica de la globalización de la OTAN. Por
ello es muy importante para los latinoamericanos saber qué es y cuáles son sus
objetivos. Pero el resto del mundo corre el mismo peligro. A la OTAN la hemos
tenido frente a nuestras narices y nada hemos hecho. Hemos callado quizá por
ignorancia o tal vez porque en algunas partes se cree, fatalmente, que ya nada
se puede hacer, que ese es el orden establecido por el poder mundial y que no
hay poder humano que lo derroque. Esa posición linda con el absurdo “a mí que
me importa” o lo que es peor con la traición a su propia conciencia y a su
pueblo.
Frente a esa realidad de miserias morales surgen otras
voces a lo largo y ancho del mundo y en especial de nuestra América Latina para
difundir el nuevo pensamiento y denunciar a este tipo de organizaciones que
como la OTAN significan expansionismo, neocolonialismo, destrucción y muerte.
Esas voces se identifican con el pensamiento rebelde y patriota que no temen
denunciar al imperio y sus crímenes, a la OTAN y sus atrocidades. Allí están
Luis Gutiérrez Esparza, Francisco Ramírez, Ernesto Velit Granda, Cesar Zubelet
y organizaciones sociales, populares e intelectuales como el Tribunal Dignidad,
Soberanía y Paz contra la Guerra, el Comité Independencia y Soberanía para
América Latina -CISPAL y la Red Internacional No a la OTAN-No a la Guerra.
Francisco Rodríguez, escribía: La política
internacional es un campo minado de estrategias que envían señales a veces
claras, otras no tanto. Esto viene a colación de los encuentros del G-8 en Camp
David, Estados Unidos y la cumbre del G-20 en Chicago, que tuvieron como foco
la pesadilla de la recesión que sigue amenazando la posición de los países
desarrollados. Seguido se realizó allí, la 25 reunión de la OTAN para tratar en
agenda los compromisos militares de la coalición en Afganistán, Irak y
especulando otra agenda secreta, el acercamiento de posiciones frente a Siria y
la paranoia del desarrollo nuclear iraní. Al término de la Cumbre se
suscribieron documentos que definen una postura común sobre Afganistán más allá
del 2014, una línea conjunta ante el terrorismo y las tareas de defensa
colectiva.
El propósito de restablecer la arquitectura de
dominación mundial sigue su curso. Mientras una mano teje con hilos de hierro
un orden global económico y financiero internacional concentrado; la otra,
cierra el puño y sella a sangre y fuego una política militar hegemónica de
alcance planetario
La circunstancia que OTAN se haya reunido en suelo
americano no pasa desapercibida, tampoco que la ONU participara, ya que aquella
pretende legitimarse como el brazo armado del Consejo de Seguridad. Hasta ahora
el escenario ha sido fundamentalmente europeo. En Estados Unidos se realizó una
en 1978 que avanzó en un programa de defensa a largo plazo y, otra en 1999 que
conmemoró el 50 Aniversario de la organización. Corrían entonces los tiempos
del Consenso de Washington y las políticas neoliberales que muchos aplicaban
por aquél entonces.
Trece años después, el escenario cambió. La UNASUR y
la CELAC están modificando la geopolítica regional con enfoques de seguridad y
defensa propios.
Asimismo, el espectro político e ideológico se ha
vuelto complejo, hay movimientos sociales fuertes y organizados en todos los
países, gobiernos a la derecha como Chile; progresistas como Argentina o
Ecuador y transiciones socialistas como Venezuela y Cuba. Otro tanto ocurre con
las relaciones exteriores que orientadas por los principios de multipolaridad y
autonomía soberana intensifican las relaciones Sur-Sur, como son los casos de
Venezuela, Bolivia y Ecuador abriendo las puertas a China o Rusia, actores competidores
de los Estados Unidos. Ni que decir del intercambio con Irán que causa escozor,
al punto de pretender colocarnos en la antesala de los llamados Estados
terroristas.
La cumbre de OTAN en Chicago, aunque no contemplase en
la agenda a la región, envía una señal de advertencia sobre el potencial
despliegue e intervención en cualquier espacio geoestratégico del mundo. Entre
los argumentos a los cuales recurren están las potenciales amenazas
terroristas, calificadas como tales por ellos, y en función de las cuales
actuarán justificando la defensa propia o colectiva.
Nuestra América Latina y Caribeña debe oponer frente a
la diplomacia militarista de la OTAN, la conformación de la región como zona de
paz, al tiempo que fortalecer la Diplomacia de los Pueblos que trasciende las
burocracias de los Estados y puede actuar como cortafuegos. De la misma forma
ha de impulsar el desarrollo iniciado del Consejo de Defensa de UNASUR y una
Doctrina regional de defensa colectiva. Asimismo promover el Consejo de Defensa
de la ALBA propuesto recientemente por el Presidente Hugo Chávez. Solo
mostrando una clara unidad de intereses y posiciones comunes, aún por encima de
las diferencias, será posible contener los nubarrones y tormentas que a lo
lejos se avisoran.
Para Ernesto Velit Granda, la OTAN es, en el mejor de
los casos, una institución multinacional y supranacional, costosa y obsoleta.
En el peor, que corresponde a la realidad más puntual, es la principal amenaza
a la estabilidad, la paz y la supervivencia del mundo y del género humano.
Sostiene que la OTAN cada vez recibe más recursos financieros, tecnológicos,
humanos; sin adversario específico al frente -el Pacto de Varsovia desapareció
con la Unión Soviética y la llamada comunidad socialista de Europa del Este-,
funciona como una alianza militar al servicio de Estados Unidos y sus
principales aliados de Europa Occidental; lleva a cabo una irresistible
expansión global y en los planes de sus líderes y estrategas, está encaminada a
sustituir a las Naciones Unidas como la principal -y posiblemente única-
organización internacional.
Velit Granda agregaba que para entender qué es la OTAN
y el peligro que representa, es preciso adentrarse en su cada vez más amplia y
complicada estructura. No solamente ha creado el primer ejército global con
capacidad de reacción inmediata, siempre a la sombra del poder militar
estadunidense, sino que amplía su presencia virtualmente a todo el mundo, mucho
más allá de los límites del Atlántico Norte impuestos por su norma
constitutiva, el Tratado de Washington, firmado el 4 de abril de 1949.
En América Latina, la OTAN actúa indirectamente, a
través de Estados Unidos; o de manera directa, con asociaciones, maniobras
militares y estatus especiales, como el conferido a Argentina en 1998, como
aliado especial extra-OTAN. A partir de este discutible privilegio, los
argentinos participaron en el contingente de la OTAN que se encuentra en
Kosovo, bajo un singular mandato de la ONU.
En 1977, la dictadura militar argentina se enfrascaba,
junto con otros gobiernos represores del Cono Sur, en conversaciones con
Sudáfrica –entonces sometida al régimen ultraderechista del apartheid—, acerca
de la creación de una alianza militar para la defensa del Atlántico Sur, en la
que estarían incluidos Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay. Se hablaba entonces
de dos posibilidades: una extensión de la OTAN hacia el sur, mediante la
incorporación a la alianza atlántica de Argentina, Brasil y Sudáfrica; o el
surgimiento de un nuevo pacto militar, basado esencialmente en esos tres
países, mismo que en los escritorios de planeación de Buenos Aires y Washington
ya tenía nombre: Organización del Tratado del Atlántico Sur (OTAS).
La OTAS desapareció incluso como concepto en el
entorno de la guerra de las Malvinas, pero la expansión de la OTAN hacia
América Latina y el resto del mundo, es una realidad. La Unión Europea se
encuentra cada vez más subordinada a la OTAN. Se ha establecido específicamente
que la UE puede utilizar la estructura militar de la alianza para misiones de
paz. Algo similar ocurre con la Organización de las Naciones Unidas. Conforme
al artículo tercero del Tratado del Atlántico Norte, carta constitutiva de la
OTAN, “las partes, actuando individual y conjuntamente de manera continua y
efectiva mediante la aportación de sus propios medios y prestándose asistencia
mutua, mantendrán y acrecentarán su capacidad individual y colectiva de
resistir a un ataque armado”, recordaba Velit Granda; es decir, sus respectivas
estructuras militares están siempre en interrelación; y una base de cualquier
país miembro de la alianza, es potencialmente una base de la superpoderosa
alianza militar.
Maniobras de ejércitos latinoamericanos con la OTAN
La OTAN cada vez está más cerca de América Latina y
del Caribe. ¿Sabía usted que Chile, Brasil, Colombia, Perú, la República
Dominicana y Uruguay, además de México, en inesperada y desalentadora
presencia, han participado en maniobras navales militares con los
estadunidenses y algunos de sus aliados de la OTAN, como Alemania y Canadá?
El caso de México es desalentador. Participó en el
primer mayor ejercicio táctico antiterrorista de fuerzas multinacionales en
territorio estadunidense. Por otra parte, Granda denunciaba que se “tiene
conocimiento, además, de la instalación de 10 bases “anticrimen” en México,
producto de una sigilosa negociación bilateral con Estados Unidos, que
representa una amenaza tanto para la seguridad nacional mexicana como para los
países latinoamericanos, puesto que pueden convertirse en otras tantas bases
militares estadunidenses. Esta información, filtrada por la propia embajada
estadunidense, da a conocer un documento enviado por el presidente Barack Obama
al Congreso, en el cual anuncia que la Secretaría de Seguridad Pública mexicana
construye las bases y “pronto” entrarán en operación tres de ellas.
En este contexto, la publicación especializada Jane’s
Intelligence Weekly, dio a conocer que “la primera iniciativa anunciada por
Carlos Pascual, nuevo embajador de Estados Unidos, implica una extensión piloto
del programa E-Trace en México a mediados de septiembre, con cobertura nacional
completa programada para finales de 2009. E-Trace utiliza la tecnología digital
para rastrear el origen de las armas confiscadas a los cárteles mexicanos de la
droga, e identificar las rutas de tráfico de armas
El Movimiento Internacional No a la Guerra, No a la
OTAN, acordó en Berlín informar de manera puntual, permanente y accesible a la
sociedad civil en todo el mundo, sobre los riesgos y peligros de una
militarización global conducida por la alianza atlántica con Washington como
director de orquesta.
Dentro de la estrategia aprobada por los asistentes al
congreso, figuran conferencias, reuniones, seminarios, actos públicos de
información y difusión, manifestaciones de protesta, trabajos de cabildeo con
legisladores y gobernantes y eventos programados paralelamente a las cumbres y
los encuentros bilaterales o multilaterales.
No debe perderse de vista el hecho de que en el centro
de las proyecciones estratégicas de la OTAN, figuran los recursos naturales de
América Latina: no solamente el petróleo o minerales estratégicos, sino los
relacionados con la supervivencia de la humanidad, como el agua y la
biodiversidad.
En forma paralela, Washington establecerá bases
navales en Panamá: en Bahía Piña, provincia de Darién, limítrofe con Colombia;
y en Punta Coca, al sur de la provincia occidental de Veraguas.
Por otra parte, el Pentágono negociaba con el gobierno
de Alan García, en Perú, el restablecimiento de una base militar en Pichari,
provincia de Ayacucho, aunque el Departamento de Estado insista en desestimar
la información. Sin embargo, no pudo negar que Estados Unidos ayudará al
gobierno peruano a modernizar las instalaciones. De hecho, se trasladaron a
Pichari algunos de los equipos que se encontraban en Manta, Ecuador.
En el Círculo Latinoamericano de Estudios
Internacionales, se considera que la globalización de la OTAN es una realidad
en crecimiento; y esta visión estratégica, impulsada desde Washington, arrastra
no solamente a Europa Occidental, sino proyecta su sombra intervencionista
sobre América Latina, que al tener en México frontera con Estados Unidos, la
tiene asimismo con la propia alianza.
En el ámbito latinoamericano, el objetivo es crear un
cerco militar contra los países que no acaten las directrices geopolíticas y
geoestratégicas de Estados Unidos. Los gobiernos, la clase política y sobre
todo, la sociedad civil, tienen cada vez más claro cuál se pretende que sea el
papel de la OTAN en el mundo actual y de cara al futuro.
En la concepción geoestratégica de los altos
responsables de la política exterior estadunidense, la OTAN debe ir desplazando
a Naciones Unidas del eje de la concertación internacional. El máximo organismo
global, supranacional, deberá ser, conforme a dicha visión, una estructura
militar que supedite los intereses políticos a las grandes decisiones
geoestratégicas tomadas en los círculos superiores de la Casa Blanca y el
Pentágono.
En todas las capitales latinoamericanas cunde la
certeza de que además de fortalecer la estructura militar de la OTAN, sus
integrantes, encabezados por Estados Unidos, buscarán establecer vínculos
renovados y más estrechos con los organismos internacionales más importantes,
mismos que a la vez irán siendo minados y cooptados; e incluso con organizaciones
no gubernamentales de carácter global, regional y nacional, a las cuales
esperan convencer de las bondades de programas colaterales de la alianza, como
la Asociación para la Paz, nombre eufemístico que disfraza la incorporación de
países como aliados de segundo nivel.
El proceso de elaboración de un nuevo concepto
estratégico para la OTAN global, ocasionará fuertes diferendos políticos, no
sólo entre los integrantes de la alianza, sino en el resto del mundo. Por
ejemplo, las amenazas que percibe actualmente la OTAN han dejado de ubicarse en
una zona geográfica específica –la que ocuparon las desaparecidas Unión
Soviética y comunidad de naciones socialistas de Europa central y oriental—,
para abarcar a todo el mundo.
¿Cómo habrán de combinarse las obligaciones y
responsabilidades de la defensa colectiva, con la existencia de una fuerza de
reacción rápida, poderosa y efectiva, capaz de trasladarse en corto tiempo al
más remoto rincón del planeta? Estas misiones expedicionarias son consideradas
cada vez más prioritarias no sólo por Estados Unidos y la OTAN, sino incluso
por la burocracia dirigente de la ONU.
Los estrategas de la OTAN trabajan afanosamente en un
conjunto de directrices que determinen las condiciones para llevar a cabo
“acciones solidarias” de intervención militar contra “Estados fallidos”,
concepto que en este caso, no es sino un eufemismo para designar a los
gobiernos o regímenes incómodos, principalmente aquellos que no acepten los
dictados de Washington y sus aliados europeos. Será preciso insistir, ante los
gobernantes, los actores políticos y la sociedad civil latinoamericana, en la
urgencia de un rechazo tajante a los propósitos de subordinar a todos los
organismos internacionales, incluidas la ONU y, por supuesto, la Organización
de Estados Americanos, a los planes y los objetivos de la OTAN; y reforzar en
todo el mundo la acción de la sociedad civil para que este peligroso residuo de
la guerra fría desaparezca de una vez por todas y para siempre. Cesar Zubelet,
en un análisis especial para Aluvión Popular sostenía que la instalación de las
bases militares norteamericanas en zonas estratégicas de Centroamérica y el
Caribe, tuvo sus orígenes con la apropiación del Canal de Panamá, ahora
devuelto a esa Nación; en este lugar se estableció el centro de operaciones
para toda región del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos.
Añadía que en América Latina, la estrategia
estadounidense incluye la instalación de nuevas bases militares, el refuerzo de
las bases ya existentes, el entrenamiento de militares latinoamericanos, la
venta de armas, la instalación de sistemas de vigilancia y espionaje, y el
apoyo a mega-proyectos energéticos y de infraestructura para la explotación de
los recursos naturales.
El objetivo de la política exterior norteamericana es
defender los intereses de las grandes empresas y garantizar el control
principalmente del petróleo, el agua y la biodiversidad.
Un rosario de bases militares
En Centroamérica desde la región el Mar Caribe, el control
lo ejercen a partir de las bases militares establecidas en Panamá, donde el
Departamento de Defensa Estados Unidos acordó con el gobierno panameño la
construcción de 11 bases aéreo-navales sobre las dos costas del país. Dos es
esta bases serían instaladas en la Bahía Piña, en la provincia del Darién,
fronteriza con Colombia, y en Punta Coca, en la provincia de Veraguas. Además
la administración panameña informó que las bases aeronavales estarán instaladas
en el Pacifico en la Isla Galera, Mensabé en Los Santos, Quebrada de Piedra en
Chiriquí Grande e Isla Colon, en Bocas del Toro, Sherman en Colón, El Porvenir
y Puerto Obaldia en Kuna Yala.
En Honduras está la base área de Palmerola, en la
ciudad de Comayagua, lugar al que fue trasladado el presidente Manuel Zelaya
luego de ser derrocado por un Golpe de Estado, el 28 de junio del 2009. También
está la base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la capital: desde
acá la “contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y
misiones especiales, a Nicaragua y a El Salvador. Ahora planea instalar una
nueva base militar en las Islas de la bahía.
En El Salvador está la Base Militar Comalapa,
plataforma pequeña que se utiliza para el monitoreo satelital y como apoyo a
las bases más grandes de la región (como la que funcionó en Ecuador). En Costa
Rica se encuentra la base Militar Liberia. Vale recordar que el gobierno
costarricense firmó un acuerdo de “cooperación de seguridad y vigilancia contra
el terrorismo y el narcotráfico” con el Ejército norteamericano. La primera
fragata que llegó a este país tiene el nombre de IWO JIMA, el mismo nombre de
la isla Japonesa que recuperó Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
En Isla de Aruba está la base Reina Beatriz, que está
en la isla de las Antillas Menores, a 25 kilómetros al Norte de la península de
Paraguaná, al Noroeste de Venezuela y al Sur del Mar Caribe, justo al Oeste de
la Isla de Curazao. Este es un país autónomo dentro del Reino de los Países
Bajos.
En la Isla de Curazao está la base militar Hato; este
es un país autónomo del Reino de los Países Bajos situado en el Sur del Mar
Caribe, a unos 50 kilómetros de la costa occidental de Venezuela.
En el territorio de la República de Cuba, el gobierno
estadounidense instaló ilegalmente en la Bahía de Guantánamo, en el 2002, un
centro de detención o campo de concentración de alta seguridad para los
supuestos terroristas que el imperio detiene en los países de medio oriente,
especialmente Afganistán. En este lugar además llevan a detenidos de otras
cárceles secretas que tiene la CIA en el mundo. En Colombia, en el marco del
Plan Colombia se instalaron las bases de Tres Esquinas, Toleimada, Apiay
Palanquero, Bahía Málaga, Malambo y Cartagena.
Perú cuenta con dos Bases Militares: Iquitos y Nanay.
Estas bases pertenecen a las fuerzas armadas peruanas, pero fueron construidas
y son usadas por soldados estadounidenses que operan en la zona fluvial Nanay y
en la Amazonia peruana.
En Paraguay, llaman la atención al menos dos
instalaciones militares de distinto uso y magnitud por donde circulan tropas
extranjeras. Una de ellas es un destacamento de la DEA, en la localidad de
Pedro Juan Caballero, ubicada al Noroeste de Asunción, en el límite con Brasil.
La otra es la Base Mariscal Estigarribia, en el Chaco paraguayo, a 250
kilómetros de la frontera con Bolivia.
Vale recordar que en Ecuador funcionó, hasta el 16 de
julio del 2009, la Base militar de Manta, principal centro de espionaje
electrónico con tecnología satelital del Pentágono, desde allí partían diariamente
los aviones espías de la armada de los Estados Unidos, y se piensa que también
partieron los aviones que asesinaron a Raúl Reyes, ya que está su base
clandestina estaba instalada en Angostura en territorio ecuatoriano..
Ya no es un secreto que en las Islas Malvinas, la OTAN
tiene una Fortaleza Militar, ya que el Reino Unido tiene emplazados a 1.700
hombres, seis aviones de combate, una flota de helicópteros, una estación de
radar y una batería de misiles.
Al respecto el integrante de la Asamblea Legislativa
de las Malvinas Jan Cheek, indicó: “tenemos una fuerza lo suficientemente
grande como para disuadir a la Argentina de cualquier intento de invasión”; las
declaraciones las realizo cuando la compañía Rockhopper Exploration informó que
había encontrado crudo de buena calidad en la cuenca norte del archipiélago.
La Base Aérea de Mount Pleasant o Monte Agradable está
ubicada a 70 kilómetros al Suroeste de Puerto Argentino, es una base militar de
la rama aérea de las Fuerzas Armadas Británicas, emplazada en la Isla Soledad,
y cuenta con entre 4 y 6 aviones de combate Eurofighter Typhoon, un Vickers VC
10 para reabastecimiento en vuelo, un C13011 Hércules y dos helicópteros EH-101
para búsqueda y rescate, y otros 4 helicópteros Chinook para transporte.
La Royal Navy es el más antiguo de los cuerpos
militares británicos en el lugar; cuenta con un buque mayor, un buque
logístico, y un submarino nuclear que patrulla la zona. Vale recordar que en
Monte Agradable se entrenaron las tropas de soldados que luego desembarcaron en
Afganistán e Irak.
Un tema no menor son las bases militares de la Unión
Europea en nuestra región: según la presidenta del Movimiento por la Paz y la
Solidaridad entre los Pueblos, Rina Bertancini, “Gran Bretaña posee en la Isla
Ascensión, ubicada en medio del Océano Atlántico, una de las instalaciones que
actúan como posta de servicios y apoyo logístico a las fuerzas aliadas que
pasan cerca como quedó comprobado durante la Guerra de Malvinas, cuando tanto
en Ascensión como en la base militar inglesa de Gibraltar (España), permitieron
a la Marina Real y a la Real Fuerza Aérea llegar al Atlántico Sur con mayor
rapidez y menor necesidad de enviar combustible de aviones cisterna para el
suministro del equipamiento en la línea de frente”.
Otra pequeña unidad británica se encuentra en Bélice,
un país del Mar Caribe que limita con México al Norte y con Guatemala al Oeste
y al Sur; aunque el gobierno británico en 1994 dio por concluida su presencia
en esa Nación, todavía conserva tropas que realizan entrenamientos de guerra
tropical.
La Isla de la Martinica es un departamento de ultramar
francés ubicado al Norte de Santa Lucía, en aguas del Mar Caribe, donde el
Ejército francés cuanta con 150 efectivos, incluyendo el 33er. Regimiento de
Infantería con sede en la capital, Fort de France, en la cual se encuentra
emplazada la Marina de Guerra con 500 efectivos, junto a 4 barcos, varios
helicópteros y un avión de vigilancia marítima.
En Guadalupe, pequeño archipiélago de las Antillas, en
el Mar Caribe, está el Departamento de ultramar de Francia que se encuentra a
600 kilómetros al Norte de las costas de América del Sur y al Sureste de la
República Dominicana; en este territorio se halla el 41º Batallón de Infantería
de Marina. Al mismo tiempo la armada se refuerza con un avión de la Fuerza
Aérea y con 200 efectivos con base en Lamentin, en la zona militar de Raizet, e
incluye 3 aviones y varios helicópteros. Las fuerzas francesas en las Antillas
se complementan con 400 civiles, 1.250 tropas de gendarmería y 1.050 del
servicio militar.
De la misma manera la Guayana francesa alberga a 1.300
efectivos de ejército, entre ellos el 9º Regimiento de Infantería de Marina, y
el 3er. Regimiento extranjero de Infantería. La armada, igualmente, tiene 180
personas y posee una fuerza naval en la Estación de Degrad des Cannes, con 2
buques de patrulla y 2 lanchas de alta velocidad para la vigilancia marítima
costera, operadas por la gendarmería. La Fuerza Aérea también tiene una base en
Cayena y en Saint- Juan du Maroni, y la gendarmería cuanta con 750 efectivos en
cinco escuadrones móviles. De esta forma observamos que Francia, miembro de la
OTAN concentra en el Norte de América del Sur y en el Mar Caribe una fuerza
militar permanente, de por lo menos 8.000 efectivos diseminados en bases
terrestres aéreas y navales, en tres lugares de la región que rodean a
Venezuela por el Este y el Norte, que sumado a la reactivación de la IV Flota,
y la creación de nuevas bases estadounidense son utilizadas para intimidar y
frenar los procesos sociales que se desarrollan en América Latina.
De esta manera vemos como se llevan adelante los
planes de desestabilización contra los países miembros de la Alianza
Bolivariana para las Américas, como sucede en los casos de Venezuela, Ecuador,
Bolivia y Cuba; junto con el Golpe de Estado en Honduras. Cada base militar de
la OTAN en nuestra América, no es solo una amenaza terrible para la región sino
que es un atentado a la dignidad de los pueblos y a la soberanía de los
estados.
El proceso de militarización en el Continente ha
generado el aumento de las violaciones a los derechos humanos, la represión a
los movimientos sociales, el desplazamiento y la migración forzada de millones
de personas, y la destrucción del ambiente, por eso es necesario detenerlo,
sostenía con toda razón, el internacionalista Cesar Zubelet.
En toda guerra mueren, asesinan, pervierten,
destruyen, y es la sangre inocente de hombres, mujeres y niños la que se
derrama a raudales. En un ataque nuclear la humanidad desaparecerá y Estados
Unidos y la OTAN tienen suficientes bombas para acabar con toda la vida de la
tierra en más de siete veces, y si pocos quedan después de la hecatombe, la IV
Guerra Mundial será con palos, piedras o arcos y flechas, para parafrasear al
genio del siglo XX Albert Einstein.
Estados Unidos y Europa conocen del dolor
de la pérdida de vidas humanas de sus preciosos e irremplazables soldados
anglosajones, caucásicos o de cualquier otra etnia que hayan servidos a sus intereses
colonialistas o de dominación neocolonial, pero sobre todo les duele los costos
de indemnizaciones y seguros de vida o discapacidades, razón por la que Estados
Unidos y la OTAN prefieren privatizar las guerras si éstas se desatan contra
los pueblos pobres, inviables, “Estados fallidos” e “inferiores” del Tercer
Mundo. Las guerras actuales han sido privatizadas y en ellas intervienen
mercenarios “sin dios ni ley”, y en América Latina un claro ejemplo está en lo
ocurrido en las Islas Malvinas y en Colombia con la famosas Dyncorp. Los
mercenarios del imperio tienen la palabra.
Ahora es el compromiso: La Red Internacional No a la
Guerra – No a la OTAN, el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales
(México) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Argentina),
organizan en Buenos Aires, Argentina, la Conferencia Intercontinental ’Paz,
Desarme y Alternativas Sociales – Ante la OTAN Global’, el 13 y 14 de diciembre
de 2012, que se enfocará en las políticas y estrategias mundiales de la OTAN y
sus implicaciones para el Sur Global, especialmente en América Latina; así como
en las alternativas políticas, sociales y humanas que ofrece el Sur Global para
la paz, la seguridad y el medio ambiente.
El Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la Guerra
y el Comité Independencia y Soberanía para América Latina -CISPAL- se unen a
esa convocatoria por América Latina, la paz y la vida.
Compañero-a,
Usted es parte del ejercito defensor de la verdad contra el terrorismo
mediático de los aparatos masivos de desinformación, sos un-a combatiente de
esta batalla de ideas, tu acción forja conciencias, reenvia, difunde, propaga
toda la informacion que consideres de interes.
"los
que no quieren buscarse problemas, los tolerantes, los que congenian con lo mal
hecho, son los que más daño hacen a la revolución"
Fidel